miércoles, 29 de agosto de 2012

Martes

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Mi despertador sonó a las 6.45. Le di "posponer" hasta las 6.55. Me levanté. Fui a despertar a Nacho y me quedé cinco minutos más en su cama. Nos levantamos. Le di la ropa que le había preparado la noche anterior. Preparé el desayuno. Leche blanca con cereales para él, café con leche para mí. Mientras él desayunaba en la mesa yo me vestía en mi cuarto, una remera, un sorbo de café. Otra remera, otro sorbo. Dientes, botas, cartera, bolso, mochila, cuadernos y apuntes de la facultad. Campera, campera, comida para la gata, llaves. Chau.
Camino al colegio compramos dos mandarinas para el recreo y jugamos a decir palabras al revés. Llegamos antes de que suene el timbre. Desanduve el camino, mismo colectivo, al revés. Megatlon Villa Crespo, pilates, vestuario, secador de pelo, crema para las piernas, para la cara, para las arrugas de alrededor de los ojos, maquillaje, otra vez las botas, la campera. Chau.
Diez de la mañana, llego a trabajar. Hago que trabajo un rato, trabajo otro rato. Dejo en mi escritorio los apuntes y el resaltador, cada tanto leo una hoja, subrayo, cierro y vuelvo a abrir. Pido una moto, mando un reloj. Organizo un almuerzo con un cliente con el que tenemos canje para ir a almorzar por el cumpleaños número treinta de una compañera. ¿Cuántos somos? Necesitamos 3 autos. Una y media ahí. Almorzamos, festejamos, brindamos, le damos el regalo que había ido a comprar el día anterior.
A las 17.20 chau, chau. Me voy a la facultad. Ciento cincuenta y uno hasta once, seis cuadras más, sede Hipólito Yrigoyen de la facultad de Psicología, llego diez minutos tarde, está hablando como todos los martes a la misma hora una chica de Sur, invitando a una actividad "muy importante" que se va a realizar el próximo viernes a las once de la mañana en Avellaneda. No gracias, paso, no puedo. Otra vez será. Recreo de quince minutos cerca de las ocho de la noche. Cuarto café del día y primer alfajor de maicena de la cursada. 
21.05 termina la clase. 21.15 puntual comienza la otra. "Pónganse en grupo de cuatro, cinco como máximo", fotocopias, cuestionario, diez y veinte paramos y hacemos puesta en común. Puesta en común, emoción, sentimientos, cultura, sociedad, gestos, movimientos faciales, intención, comunicación. Pasamos la lista, nombre, DNI, comisión, una compañera me acerca en taxi hasta el maravilloso mundo de Plaza Miserere, setenta y uno, uno veinte, son las once y veinte, llego a casa, otra vez las botas y hasta mañana. Chau.

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2 comentarios:

Maldo dijo...

Luciana: ¿Cómo hacés para tener una rutina tan exigente? Yo hago cosas pero no tantas.
Muy bueno tu blg. (No encuentro la opción para hacerme seguidor).
Saludos!

Luciana dijo...

No todos mis días son así.
Ahora estoy de vacaciones de la facultad y en vez de botas uso sandalias, por ejemplo.
Beso y gracias.